Los biocombustibles son una fuente de energía renovable, provenientes de materias primas de origen agrícola y sus derivados. Su interés reside en que constituyen una alternativa frente a los combustibles fósiles. Estos han contribuido de manera decisiva, desde su descubrimiento, al avance de la civilización.
La amplia disponibilidad de petróleo y carbón permitió acelerar la revolución industrial a lo largo del siglo XX. Pero hoy afrontan dos problemas: el agotamiento, y los efectos de la quema de hidrocarburos fósiles sobre el medio ambiente.
Hay signos incontrovertibles acerca de que la explotación del petróleo ha tocado el “peak”. Los descubrimientos anuales no alcanzan a compensar el crecimiento del consumo, y a pesar de que existen reservas convencionales y no convencionales, la percepción de los analistas es que la era del petróleo abundante está llegando a su fin.
Por otro lado, los gases de efecto invernadero, promotores del cambio climático por el calentamiento global, han puesto el alerta sobre las consecuencias de haber enviado a la atmósfera, en apenas un siglo, una enorme cantidad de dióxido de carbono almacenado durante millones de años en las entrañas de la tierra. El cambio climático es la principal amenaza ambiental que afronta hoy el planeta.
Una de las opciones para afrontar ambos problemas es el empleo de biocombustibles. Estos reciclan el CO2 del aire, a través de la fotosíntesis. Este proceso, realizado por las plantas, y algunas especies de algas autótrofas, permite capturar el CO2 y convertirlo en sustancias que se pueden destinar a diferentes usos, desde el alimenticio, la provisión de fibras o como fuente de energía.
Desde los albores de la humanidad, el uso de productos de fotosíntesis como fuente de energía ha estado presente. El fuego, utilizado para calefaccionar, cocinar o forjar los metales, se originó en fuentes renovables como la madera o la grasa. El alumbrado con velas echaba mano a la grasa de los animales. Las trilladoras de vapor utilizaban la paja de los cereales.
Hoy, en las postrimerías de la era del petróleo, las alternativas que se presentan como más próximas son los biocombustibles. Resuelven los dos problemas fundamentales (agotamiento e impacto ambiental) sin necesidad de introducir nuevas tecnologías, que aún no están maduras. Simplemente, es utiliza un nuevo combustible en los vehículos o generadores térmicos convencionales. En la mayor parte de los casos, no es necesario modificar nada. Lo mismo sucede con la logística de servicio: se utilizan las mismas instalaciones, tanques y surtidores, que para los combustibles fósiles.
Biodiesel y Etanol
Hay dos tecnologías de motorización que requieren distintos combustibles: el diesel (gasoil) y la nafta o gasolina. Para ambos, existen biocombustibles alternativos. En el primer caso, el biodiesel, en el segundo, el alcohol (etanol).
El biodiesel se obtiene de los aceites vegetales o las grasas. El proceso más conocido es el de "transesterificación", una modificación sencilla que resuelve el problema de la alta viscosidad del aceite para su uso como combustible. Es una reacción química en la que se separa la glicerina, componente de los aceites y grasas. La glicerina se destina a la industria cosmética, farmacéutica y alimenticia.
El etanol se obtiene a partir de la fermentación de azúcares de las plantas o sus frutos. Las dos fuentes más utilizadas son la biomasa de la caña de azúcar, o el almidón del maíz y otros cereales. La fermentación genera un subproducto (DDGS) que se destina a la alimentación animal. En el proceso se desprende CO2 que se puede capturar y utilizar como gas industrial, principalmente para bebidas carbonatadas.
El biogás
La otra fuente de energía renovable es el biogás, obtenido a partir de la “metanización” de sustratos agrícolas o ganaderos. Se obtiene colocando en un reactor, en ausencia de oxígeno, una fuente materia orgánica. Bacterias y microorganismos descomponen esa materia orgánica liberando gas metano, que se captura y utiliza como combustible de generadores eléctricos, o directamente se inyecta en las tuberías de gas doméstico o industrial.